jueves, 4 de febrero de 2016

TRÍPTICO AUSENCIA (poemas nocturnales)

Noche I
Tengo un grito atorado en la mirada
mi voz no te alcanza:
es una paloma de arena
que pierde su estructura ósea cuando intenta volar
porque se niega a sí misma
para reconstruir las ruinas
de la galaxia que late en su pecho

Cansado de hablar
busqué, con mis dedos, las palabras en tu boca.
Ahora mis manos son nudos de cenizas
que penden de mis muñecas
y mis labios entreabiertos
una caverna donde habitan las distorsiones de tu nombre:

tu nombre sombra
tu nombre azul
tu nombre recostado debajo de mi lengua
tu nombre eco capturado en mis ojos rotos.


Noche II

El zumbido de las ambulancias
tiñe mis pasos de azul y rojo
las sirenas que atraviesan las multitudes
me recuerdan que no soy de nadie
y estoy expuesto a todos

Descifro el sentido aleatorio de las calles
sin entender la disposición de los edificios:
me perturban sus venas bajo mis pies
y el smog horadado por los dedos de la luna

Sumerjo los ojos en la profundidad de mis manos
para esquivar las luces que me acuestan sobre el andén
para no ver tus silencios
para recordar el camino a casa
y la sensación de estar tres cobijas bajo el techo

Tropiezo con tu nombre
caigo entre las grietas de mis cimientos
la oscuridad de mi garganta se vierte sobre el asfalto
y un terremoto sacude mis pestañas
mientras la absurda idea de extrañarte me revienta el pecho.


Noche III

Entre mis párpados
tu voz crea violáceas sombras
que iluminan las tensiones de tu boca.
Busco la totalidad de tu cuerpo
a través de los destellos del jazz
a través del tempo acorralado en los pulmones

Se traga la oscuridad mis manos
no puedo avanzar hacia tus laderas
se desdibuja la agudeza de tu rostro
la vibración de tus dedos sobre mi nuca

Esta noche los acordes atraviesan mi piel
como caudales que arrastran una melodía
por entre los nudos de mi espalda
para depositarla en las tribulaciones de mi sexo
en la necesidad de ensordecer los párpados.




Texto: Andrés Arango Velasco

Ilustración: Diana Obonaga Valencia